Hola mi nombre es Fabricio Mengarelli, Licenciado en Gastronomía y Fundador de Kellun, una empresa abocada a la asesoría en el sector gastronómico.
Asesoramos a todo tipo de negocios desde ventanitas, sodas, pequeños/ grandes restaurantes y hoteles en todo Costa Rica.
Y aquí te voy a dejar la historia resumida de como nacimos en el sector.
¡Era por allí, del año 1820!, jajaja noooo mentira fue aproximadamente hace 6 años. Terminaba de trabajar en un hotel donde ejercía como chef ejecutivo en la costa del pacifico central, fue un 31 de diciembre recuerdo.
Ya venía bastante cansado de trabajar a deshoras y nunca tener fecha para mi, o mi familia en los eventos importantes, como la mayoría de los que trabajan en gastronomía lo saben, no existen feriados, ni fiestas, ni cumpleaños.
Creí que era el momento de concretar una idea que la venía masticando durante los últimos años: SER EMPRENDEDOR, debo confesar que durante un largo lapso de tiempo nunca creí que fuera una buena idea, pero sí que debía llevarla a cabo.
Kellun nació de una necesidad, en el tiempo que me desempeñaba como Chef ejecutivo en el hotel, varias personas a las cuales no conocía y otras referidas requerían servicio de ayuda. Ya fuera para promocionarse, solucionar problemas económicos, revisar la propuesta de la carta o recibir una charla de cómo mejorar la operativa.
Así es como entonces alternando con mi trabajo fijo cada tanto iba a consultar a los que se convertirían en mis primeros clientes.
Nunca imagine que un futuro no muy lejano esa sería mi principal fuente de trabajo.
Lo que acelero esta decisión fue ser prisionero de mis propios principios, enseñaba a la gente como no caer en el bucle de la misma problemática en sus negocios, pero yo en mi vida privada era rehén de tolerar situaciones ya cíclicas donde trabajaba; aquí aplicaba la famosa frase “Haz lo que yo digo, pero no lo que yo hago”.
Es curioso porque siempre creí que los demás eran culpables por mi situación y mi disconformidad. Culpaba de mi monotonía a los que me rodeaban, y lo que no había entendido es que el cambio solo podría venir de mi mismo y exteriorizarlo.
Entonces llego ese 31 de diciembre (el cual considere una buena fecha) para comenzar a escribir un libro nuevo en la etapa laboral. Y así fue donde comencé en 2016 con toda mi cara de emprendedor, mi cara de “voy a comerme al mundo”, mi cara de “nada es imposible” hasta que me di cuenta que emprender no era nada fácil, y más en este país.
Tuve que aprender muchísimas cosas en el camino; muchas, pero muchas. Comenzando por la gente que me decía que como consultor me moriría de hambre, seguido por la falta de experiencia para vender mis consultorías e inclusive carecer de un músculo económico que me permitiera viajar y moverme a través del país.
Inclusive probé varias veces nombres sugerentes para la compañía de consultorías, algunos de tan largos que hasta a mi se me hacía tedioso pronunciarlo. No tenía dinero para pagar un buen diseñador y mis logos eran bajados de una página tipo logotiposgratuitos.com, a lo que me llevo encontrarme en un evento muy conocido un logotipo exactamente igual al mío, no sabía si reírme o largarme a llorar, jaja.
Era hora de buscar un nuevo nombre para este niño que estaba creciendo, y tras meses de pensarlo se me ocurrió una palabra en el dialecto aborigen de mi tierra natal, el mapuche.
Ahí es cuando lo llamamos Kellun, que significa “ayudar” y que es fiel a la filosofía del equipo que componemos esta gran familia.
Todos concordamos que el dinero se necesita para vivir, pero tratamos en la medida de lo posible ayudar en algunos momentos hasta simbólicamente a quien nos necesita.
Luego hubieron un par de malas asociaciones, ya que la gente es oportunista, y te muestra una cara y realmente es otra, en fin.
Con toda la simpatía del mundo lo digo “Es gente que de alguna forma colaboró en mi progreso personal, me impulsó a nivel de marca y me enseño a ser más precavido” por eso les estoy agradecido a pesar de todo.
Un par de años después llego el momento de confiar en lo que Dios tenía para mi y comprendí que NADA se logra sin Él, después de entender muchas cosas.
Cuando puse todo en sus manos comenzó el desfile. A mi vida empezaron a llegar personas proactivas como por arte de magia, comenzaron las buenas asociaciones, la gente que aportaba cosas positivas y de las cuales hasta el día de hoy sigo aprendiendo.
Con este nuevo impulso llegaron nuevos clientes, otro tipo de clientes (me refiero a otras ramas dentro de la gastronomía) y Kellun comenzó a crecer.
No digo que hoy en plena pandemia las cosas no dejan de llevar su esfuerzo cotidiano, pero lejos de todo pronóstico nunca hemos parado de consultar durante estos meses, inclusive con un cierre de más del 35% en el sector de alimentación.
Es un camino angosto pero llano, todos los días encontramos nuevos desafíos y a su vez los clientes que consultamos nos retro alimentan aumentando nuestra experiencia en el sector.
Si de algo sirve que sepan emprender no es sencillo, pero no es imposible.
Hoy en día Kellun a consultado más de 200 restaurantes en estos 6 años.
Emprender significa ser valiente, paciencia, inventiva, seguir aprendiendo y reinventarse constantemente.
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